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Las aplicaciones

Al igual que los polímeros convencionales, los bioplásticos se utilizan en una amplia gama de aplicaciones y sectores empresariales.

Históricamente, los bioplásticos desarrollados a partir de los años 90 se diseñaron inicialmente por sus propiedades de biodegradabilidad. La cuestión de la gestión del final de la vida útil de los residuos plásticos estaba cobrando importancia, mientras que la de la eventual desaparición de los combustibles fósiles estaba aún en pañales. Los primeros materiales que salieron al mercado (principalmente compuestosa base de almidón y PLA) estaban destinados sobre todo a aplicaciones de un solo uso, para las que tenía sentido utilizar polímeros biodegradables y compostables. Por eso entraron inicialmente en los mercados de envases flexibles (películas, bolsas, etc.) y rígidos (bandejas, botellas, vasos, etc.).

La gama de aplicaciones de los bioplásticos se ha diversificado con la llegada de nuevos materiales a lo largo de los años, que se han ido abriendo camino en todos los mercados de los plásticos, ayudados por los avances en I+D que han mejorado sus propiedades.

En la actualidad, el mercado de los bioplásticos está dominado por los envases, las fibras y los bienes de consumo cotidiano, impulsados principalmente por el PLA, el PE de origen biológico y otros poliésteres de origen biológico.

Los polímeros biodegradables y compostables son mayoritarios en los sectores en los que esta propiedad puede suponer una ventaja técnica para su uso o fin de vida, como la agricultura, la horticultura y los envases flexibles (bolsas biodegradables). Por el contrario, están prácticamente ausentes de los mercados del transporte y la construcción.